Salud y bienestar del gatoEnfermedades y trastornos del gatoInfección de la vesícula biliar en gatos

Infección de la vesícula biliar en gatos

Una infección de la vesícula biliar puede producirse en gatos de cualquier edad o raza. Puede desarrollarse repentinamente con síntomas graves en algunos gatos, mientras que otros pueden presentar síntomas más leves. Suele estar causada por una infección bacteriana de la vesícula y el conducto biliar.

Los gatos con infecciones de la vesícula biliar mostrarán síntomas como pérdida de apetito, letargo, vómitos, diarrea y dolor abdominal. También pueden mostrar un tinte amarillo en la piel y las encías. Las infecciones de la vesícula biliar no son contagiosas, pero suelen producirse cuando las bacterias de la sangre o del tracto gastrointestinal se trasladan a la vesícula. Las infecciones de la vesícula biliar son graves y requieren tratamiento médico. A veces, es necesario recurrir a la cirugía para resolver la afección.1

¿Qué es la infección de la vesícula biliar en los gatos?

La inflamación de la vesícula biliar (también llamada colecistitis) tiene muchas causas, siendo la infección bacteriana una de las más comunes. Las bacterias pasan del torrente sanguíneo o los intestinos a la vesícula biliar, causando infecciones potencialmente mortales en los gatos.

Esta afección no es contagiosa. Más bien, se sospecha que se produce en los gatos cuando la vesícula biliar se inflama y las bacterias tienen la oportunidad de invadirla y causar una infección, o cuando existe una infección bacteriana primaria en el tracto gastrointestinal que penetra en la vesícula biliar. En algunos casos, se desconoce la causa definitiva de la inflamación de la vesícula biliar. Las bacterias que se han identificado en infecciones de la vesícula biliar en gatos incluyen E. coli, Streptococcus, Clostridium y Salmonella enterica.2

Al igual que en los humanos, la vesícula biliar del gato se encuentra debajo del hígado. La vesícula biliar almacena la bilis producida en el hígado y luego la libera a través de un pequeño conducto en la parte superior del intestino. La bilis ayuda a descomponer las grasas en el intestino e incluye desechos que luego se excretan. Las infecciones en la vesícula biliar alteran estos procesos normales.

La inflamación y/o infección de la vesícula biliar puede estar relacionada con enfermedades en órganos cercanos como el hígado, los intestinos o el páncreas, así como con enfermedades sistémicas como el cáncer, enfermedades inmunomediadas y/o traumatismos abdominales. Más raramente, la infección de la vesícula biliar puede estar causada por una obstrucción del conducto biliar debida a cálculos biliares o a un tumor. Si el conducto biliar se obstruye y la bilis no puede salir de la vesícula, puede producirse una mayor inflamación y destrucción del tejido a medida que la vesícula se llena de bilis. Esto crea un entorno dentro de la vesícula biliar que favorece la colonización y el crecimiento bacterianos.3

Síntomas de una infección de la vesícula biliar en gatos

Los gatos con infecciones de la vesícula biliar pueden enfermar repentinamente o presentar signos más leves que se desarrollan con el tiempo o aparecen y desaparecen. Si la infección es leve, pueden no mostrar ningún síntoma.

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Los síntomas suelen ser de naturaleza gastrointestinal, y los gatos pueden dejar de comer o presentar una disminución del apetito, vómitos, diarrea y dolor abdominal. También pueden desarrollar un tinte amarillo en la piel, llamado ictericia, que se aprecia mejor en el interior de la oreja, el blanco de los ojos y las encías.

Síntomas

  • Falta de apetito
  • Fiebre
  • Ictericia
  • Dolor abdominal
  • Vómitos y diarrea
  • Letargo
  • Pérdida de peso
  • Shock

Todorean Gabriel/iStock/Getty Images Plus

Falta de apetito

Los gatos pueden dejar de comer o comer menos cantidad de comida. Si su gato está enfermo, puede observar que queda comida en los cuencos cuando normalmente éstos se vaciarían, falta de interés por las golosinas o que su gato olisquea la comida y se aleja.

Fiebre

Los síntomas de la fiebre incluyen una disminución de la actividad, esconderse, no comer y/o no querer moverse o interactuar con los miembros de la familia. Una temperatura superior a 102,5 grados Fahrenheit indicaría fiebre.

Ictericia

La ictericia se produce cuando un pigmento biliar llamado bilirrubina no es excretado adecuadamente por el organismo y se acumula en los tejidos corporales, creando un tinte amarillo.4 La bilirrubina es un componente de los glóbulos rojos, y cuando los glóbulos rojos viejos y dañados son destruidos por el hígado, la bilirrubina se excreta normalmente en la bilis y luego sale del cuerpo como desecho en las heces y/o la orina. Si hay algún problema con alguna parte de esa vía, la bilirrubina puede acumularse en el organismo y provocar ictericia.

Dolor abdominal

La infección de la vesícula biliar puede causar dolor en el abdomen. Un gato que experimenta dolor puede sentarse en una posición anormalmente encorvada, esconderse, resistirse a que le manipulen o le acaricien, o gritar o ponerse a la defensiva cuando le tocan. Los gatos también pueden parecer más inquietos de lo normal debido a la incapacidad de descansar en una posición cómoda, y algunos gatos también se lamen excesivamente el vientre cuando sienten dolor.

Vómitos y diarrea

Los gatos pueden mostrar síntomas de malestar gastrointestinal, como vómitos y diarrea, que pueden provocar deshidratación y pérdida de peso. Los gatos con náuseas también pueden lamerse los labios con frecuencia y/o babear.

Letargo

Los gatos que están letárgicos pueden dormir mucho más de lo habitual y mostrar falta de interés por las actividades cotidianas. Los gatos también pueden dejar de acicalarse y su pelaje puede parecer desordenado y sucio. El dolor, la fiebre, las náuseas, la deshidratación y la debilidad pueden contribuir al letargo.

Pérdida de peso

La pérdida de peso se produce porque los gatos dejan de comer y no ingieren suficientes calorías y nutrientes. Los gatos también pueden perder nutrientes y electrolitos a través de los vómitos y la diarrea.

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Shock

En los casos en los que existe una inflamación muy grave y/o una infección de la vesícula biliar, los gatos pueden entrar en shock.3 Se trata de una afección potencialmente mortal que requiere tratamiento de urgencia inmediato. Los síntomas del shock incluyen respiración rápida y superficial, ritmo cardiaco acelerado, encías pálidas, colapso, reticencia a moverse o ponerse de pie y baja temperatura corporal.

Causas de la infección de la vesícula biliar

Aunque no se comprende del todo por qué algunos gatos desarrollan infecciones de la vesícula biliar, existen varias afecciones que pueden predisponer a un gato a la inflamación y la infección bacteriana.2

  • Infecciones bacterianas en el torrente sanguíneo o el tracto gastrointestinal
  • Obstrucción del conducto biliar y acumulación de bilis
  • Tumores en o cerca del conducto biliar o la vesícula biliar
  • Traumatismo abdominal
  • Cálculos en la vesícula biliar
  • Enfermedades inflamatorias del hígado, el páncreas y/o los intestinos

Diagnóstico de la infección de la vesícula biliar en gatos

Para diagnosticar una infección de la vesícula biliar, su veterinario realizará un examen físico y varias pruebas. Esto incluye análisis de sangre, radiografías abdominales, una ecografía del abdomen y, en algunos casos, biopsias y/o cultivos bacterianos de la vesícula biliar. Dado que los signos de una infección de la vesícula biliar pueden solaparse con los de otras enfermedades y afecciones, es necesario realizar estas pruebas para determinar la causa de los síntomas de su gato.

  • Recuento sanguíneo completo, bioquímica y orina: se le extraerá sangre a su gato y se recogerá una muestra de orina que se analizará en busca de anomalías.
  • Radiografías abdominales (rayos X): Ayudarán a determinar si existen anomalías en el abdomen y permiten una evaluación visual de los órganos.
  • Ecografía abdominal: Permitirá a su veterinario visualizar la vesícula biliar y otros órganos con mayor detalle y buscar otras anomalías que no sean visibles en las radiografías.
  • Pueden ser necesarios análisis de sangre adicionales, como análisis de ácidos biliares, dependiendo del caso concreto.
  • Cultivo bacteriano: Puede ser necesario sedar a su gato para poder extraer líquido de la vesícula biliar mediante una aguja guiada por ecografía. Esta muestra de fluido puede cultivarse para ver si hay una infección bacteriana presente, así como para determinar la bacteria específica implicada y qué antibiótico será más eficaz para tratarla. Estas muestras también pueden tomarse durante la intervención quirúrgica si ésta es necesaria para tratar a su gato. Su veterinario debe explicarle detalladamente los riesgos de este procedimiento debido a las posibles complicaciones graves.5

Tratamiento

Las infecciones de la vesícula biliar pueden tratarse médicamente, pero la cirugía para extirparla puede ser necesaria en función de la gravedad de la afección. El tratamiento incluye corregir la deshidratación y los desequilibrios electrolíticos suministrando fluidos intravenosos si es necesario, y prescribir los antibióticos adecuados para erradicar la infección. Es posible que su gato deba tomar antibióticos durante un mes o más para garantizar la desaparición de la infección. También puede ser necesario administrar a los gatos fármacos para prevenir las náuseas, estimular el apetito y ayudar al hígado.

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Si está indicada la cirugía, su gato será hospitalizado durante un periodo de tiempo antes y después del procedimiento para ser monitorizado. Su veterinario puede recomendarle repetir los análisis de sangre y otras pruebas para asegurarse de que su gato se recupera adecuadamente.

Pronóstico de los gatos con infección de la vesícula biliar

El pronóstico depende de la gravedad de la infección y de si existen anomalías adicionales que la hayan provocado. Por lo general, existe un buen pronóstico para los gatos con enfermedad leve y los que responden bien a los antibióticos. La presencia de una inflamación grave puede ser un factor de riesgo de malos resultados.

Algunos casos pueden ser mortales, y las complicaciones, como la obstrucción y la rotura del conducto biliar, pueden aumentar el riesgo de complicaciones graves y de muerte. Si se sospecha una infección de la vesícula biliar, el tratamiento precoz es crucial. Una vez que un gato ha sufrido una infección de vesícula biliar, la recurrencia es una posibilidad, por lo que es importante que vigile cuidadosamente a su gato para detectar síntomas y busque atención veterinaria si se producen.1

Cómo prevenir la infección de la vesícula biliar

Dado que la causa de la infección de la vesícula biliar no siempre está del todo clara, resulta difícil saber cómo prevenirla. Acudir inmediatamente al veterinario si su gato presenta algún síntoma, como no comer, vómitos y/o letargo, le ayudará a controlar la afección a tiempo y a mejorar los resultados.

Si sospecha que su mascota está enferma, llame inmediatamente a su veterinario. Para cualquier pregunta relacionada con la salud, consulte siempre a su veterinario, ya que él ha examinado a su mascota, conoce su historial sanitario y puede hacerle las mejores recomendaciones. Fuentes de los artículos Point Pet sólo utiliza fuentes de alta calidad, incluidos estudios revisados por expertos, para respaldar los datos de nuestros artículos. Lea nuestro proceso editorial para saber más sobre cómo comprobamos los hechos y mantenemos nuestro contenido preciso, fiable y digno de confianza.

  1. Centro Trastornos del hígado y la vesícula biliar en gatos. Merck Veterinary Manual, octubre de 2020

  2. Otte CM, Penning LC, Rothuizen J. Enfermedad del árbol biliar y la vesícula biliar felinas: Etiología, diagnóstico y tratamiento. J Feline Med Surg. 2017;19(5):514-528. doi:10.1177/1098612X17706465

  3. Center, Sharon. Colecistitis en pequeños animales. Manual veterinario Merck.

  4. Steiner, JM. Trastornos del páncreas en gatos. Manual Merck: Manual Veterinario. 2020

  5. Byfield VL, Callahan Clark JE, Turek BJ, Bradley CW, Rondeau MP. Colecistocentesis percutánea en gatos con sospecha de enfermedad hepatobiliar. J Feline Med Surg. 2017;19(12):1254-1260. doi:10.1177/1098612X1668933

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