El síndrome del tanque viejo es una afección en la que el entorno del acuario se ha degradado con el tiempo, concretamente la química del agua. Este deterioro de la calidad del agua puede tener un efecto devastador en sus peces e incluso provocar muertes repentinas. Aparte de algunos casos de crecimiento excesivo de algas, suele haber pocos indicios visibles de los cambios significativos que se han producido en los parámetros del agua. Sin embargo, los análisis del agua mostrarán un panorama diferente.
Signos y síntomas
Los niveles de nitrato y fosfato aumentarán significativamente. El pH y el kH (dureza de carbonatos) serán bastante bajos en comparación con los del suministro de agua, mientras que el GH (dureza general) suele estar aumentado. En general, el pH será cada vez más ácido con el tiempo. Un descenso del pH en el agua del acuario suele ser un signo del síndrome del tanque viejo.
Los propietarios pueden suponer que todo va bien, porque sus peces siguen vivos, o al menos la mayoría de ellos. Sin embargo, cuando se añaden peces nuevos suelen morir en poco tiempo. Las muertes pueden achacarse a los peces, en lugar de al problema subyacente del agua del síndrome del tanque viejo. Algunos propietarios pueden tener una pista de que algo va mal en este punto y realizan una limpieza masiva. El resultado suele ser la muerte de aún más peces. ¿Por qué? Porque los peces se han visto sometidos de repente a unas condiciones del agua que cambian rápidamente.
Causas
Entender qué causa el síndrome del tanque viejo es tan sencillo como comprender que su acuario es un entorno cerrado. Como una casa nueva, un acuario nuevo está limpio y prístino. Al igual que una casa, las cosas se desordenan una vez que alguien se muda a ella, en este caso, los peces. El exceso de comida y los excrementos de los peces caen al fondo del acuario y se acumulan en la grava o son aspirados por el filtro. La evaporación del agua aumenta el contenido mineral y deja residuos en el cristal. En su casa, usted limpia los trastos viejos de la nevera, pasa la aspiradora por el suelo y saca la basura. ¿Quién hace eso por el acuario? Si usted no lo hace, nadie lo hace. Todo lo que entra en el acuario, se queda en el acuario de alguna forma hasta que usted toma medidas para eliminarlo. Cuando el propietario del acuario no realiza un mantenimiento regular, el tanque acumula gradualmente material de desecho que cambia la química del agua. Si no realiza cambios de agua regulares -no se limita a rellenar el agua evaporada- la química del agua se degradará con el tiempo y provocará el síndrome del tanque viejo.
Aunque el filtro elimine la mayoría de las partículas de desecho del agua, los residuos seguirán ahí atrapados en el filtro hasta que lo limpie. Lo mismo ocurre con las sustancias químicas tóxicas, como el amoníaco y el nitrito. Sí, las bacterias beneficiosas los convertirán en una forma menos tóxica. Sin embargo, los subproductos de ese proceso de conversión son otras sustancias químicas que no son saludables para los peces en niveles elevados. Recuerde que todo permanece en el acuario hasta que usted lo elimina.
Como todo esto sucede lentamente, los peces del acuario tienen tiempo de adaptarse a los cambios en la química del agua. Los más débiles suelen morir, pero los más fuertes sobreviven, aunque son más susceptibles a las enfermedades y suelen tener una vida más corta. Es probable que los peces recién añadidos perezcan rápidamente, ya que no pueden adaptarse a la mala química del agua.
Tratamiento
Lento y constante son las palabras clave para corregir el síndrome del tanque viejo. No realice cambios de agua masivos y repentinos. El tanque puede estar limpio, pero los peces estarán todos muertos. En su lugar, realice cambios de agua diarios más pequeños, del 10 al 15 por ciento, hasta que los parámetros del agua vuelvan a la normalidad. Vigile de cerca el amoníaco y el pH, realizando pruebas diarias al principio. Si el amoníaco aumentara rápidamente, omita los cambios de agua durante un par de días y añada un producto reductor del amoníaco. Pruebe los niveles de nitrato semanalmente para determinar si están bajando a niveles normales, como era de esperar.
A medida que mejoren los parámetros del agua, puede cambiar/limpiar el medio filtrante, así como el propio acuario. De nuevo, analizar el agua es importante para asegurarse de que la química del agua no está cambiando drásticamente con demasiada rapidez. El objetivo final es tener cero amoníaco y nitrito, bajo nitrato, y un pH y una alcalinidad que se aproximen a la fuente de agua original, ya sea agua del grifo o agua especialmente preparada. Los cambios demasiado bruscos del pH pueden afectar a la salud de los peces, por lo que aumentarlo 0,3 unidades al día es lo ideal. Si la alcalinidad es demasiado baja, el pH también se mantendrá en el rango inferior.
Prevención
Prevenir el síndrome del tanque viejo es un enfoque mucho mejor que dejar que las cosas se estropeen e intentar corregirlas más tarde. El mantenimiento de los filtros, los cambios de agua y los análisis del agua deben realizarse según un calendario regular, en lugar de sólo cuando surja un problema. Los cambios de agua deben realizarse semanalmente, normalmente entre un 10% y un 15%, a menos que el acuario esté muy poblado y entonces se cambie más agua. El mantenimiento del filtro debe realizarse mensualmente, junto con la limpieza del interior del acuario. Los desechos, como el exceso de partículas de comida, deben retirarse rápidamente del acuario en el momento en que se produzcan. Sin embargo, la limpieza no es suficiente. Los análisis del agua son fundamentales para mantenerse al tanto de posibles problemas.
Si se realizan fielmente, un ciclo de análisis mensual es suficiente. Asegúrese de registrar sus resultados para poder compararlos fácilmente con pruebas anteriores y ver si está surgiendo un patrón de cambio.
Si el pH disminuye, o si observa que alguno de los otros parámetros cambia con respecto a los valores normales, deberá intensificar su programa de limpieza y cambio de agua. Con un buen mantenimiento y una observación cuidadosa, puede que nunca tenga que sufrir el azote del síndrome del tanque viejo.
