El moquillo en los perros

El moquillo en perros es una enfermedad altamente contagiosa y a menudo mortal que se observa en caninos de todo el mundo. Afecta a múltiples sistemas corporales, desde el sistema nervioso hasta el cerebro y la columna vertebral. Aunque su prevalencia ha disminuido mucho gracias a la eficacia de las vacunas, aún se observan casos y brotes de moquillo de forma esporádica.

¿Qué es el moquillo?

El moquillo canino es un virus a veces mortal que puede infectar a un perro de cualquier edad, especialmente a los cachorros si no están vacunados o aún no están totalmente protegidos por una vacuna. También puede infectar a otras especies, como hurones y animales salvajes como coyotes, zorros, lobos, mofetas y mapaches.1

Síntomas del moquillo en perros

El moquillo canino causa síntomas en múltiples sistemas corporales, incluidos el tracto gastrointestinal, el tracto respiratorio, el cerebro y la médula espinal. Los síntomas neurológicos del moquillo pueden no desarrollarse en absoluto o hacerlo más tarde en la enfermedad (a veces incluso después de varias semanas). La aparición de los síntomas y el curso del moquillo pueden ser variables, desde una enfermedad muy leve hasta una enfermedad mortal. He aquí los numerosos síntomas del moquillo.

Síntomas

  • Fiebre
  • Secreción de los ojos y la nariz
  • Dificultades gastrointestinales
  • Letargo
  • Respiración dificultosa y tos
  • Endurecimiento de la piel
  • Inflamación ocular
  • Infecciones bacterianas secundarias
  • Fasciculaciones musculares
  • Debilidad o parálisis
  • Convulsiones
  • Movimientos descoordinados
  • Aumento de la sensibilidad

Fiebre

A menudo, la fiebre que aparece unos días después de la infección puede pasar desapercibida y suele remitir. Sin embargo, puede aparecer una segunda fiebre unos días después, cuando los demás síntomas comienzan a manifestarse.1

Secreción nasal/ocular

La secreción es uno de los principales síntomas del moquillo canino. La secreción de la nariz y los ojos puede ser algo clara y acuosa, pero lo más probable es que tenga aspecto y textura de pus.

Dificultades gastrointestinales

El virus del moquillo atacará el tracto gastrointestinal, provocando pérdida de apetito, vómitos y diarrea.

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Letargo

Es probable que su perro se sienta cada vez más aletargado a medida que el virus se abre paso en su organismo y provoca todos los demás síntomas que su mascota está tratando de controlar.

Respiración dificultosa y tos

Cualquier problema respiratorio o de tos en un perro que haya estado recientemente en un refugio o una perrera no debe considerarse automáticamente como la común «tos de las perreras». Estos síntomas podrían ser el inicio de una neumonía, que podría estar asociada al moquillo.

Endurecimiento de la piel

Puede formarse una capa dura o costrosa en las almohadillas de las patas y/o la nariz del perro (por eso el moquillo se ha denominado a veces enfermedad de las «almohadillas duras»).

Inflamación ocular

Junto con la secreción ocular, un perro con moquillo puede experimentar inflamación ocular. La inflamación puede aparecer hinchada o enrojecida por la irritación y las molestias de la secreción.

Infecciones bacterianas secundarias

Pueden desarrollarse infecciones bacterianas secundarias, como dermatitis o neumonía, que pueden complicar el intento de diagnosticar el moquillo.

Fasciculaciones musculares

A medida que el virus sigue avanzando por el sistema nervioso de su mascota, su perro puede empezar a crispar involuntariamente los músculos.

Debilidad o parálisis

A medida que el virus afecta al sistema nervioso central, su perro puede experimentar una parálisis leve o completa. La debilidad se observa con mayor frecuencia en las extremidades traseras, pero pronto las cuatro extremidades dejarán de ser funcionales.

Convulsiones

Las convulsiones comenzarán a producirse en cualquier parte del cuerpo. Sin embargo, las convulsiones específicas que parecen como si el perro mascara chicle son exclusivas del moquillo. Las convulsiones serán más frecuentes a medida que la enfermedad avance en el organismo del perro.

Movimientos descoordinados

Los signos neurológicos del moquillo aparecerán en forma de movimientos incontrolados y descoordinados, como caminar en círculos o que su perro caiga de lado y haga movimientos involuntarios de remo con las patas. Su perro también puede mantener la cabeza inclinada junto con movimientos oculares rápidos e involuntarios.

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Aumento de la sensibilidad

Este síntoma puede aparecer en casos avanzados de moquillo. Su perro puede tener una mayor sensibilidad al tacto o a cualquier dolor que pueda sentir. Además, el perro puede tener una mayor sensibilidad a la luz porque está experimentando molestias oculares.

Causa del moquillo

El moquillo canino está causado por el virus del moquillo canino. Los animales suelen infectarse por contacto directo con partículas del virus procedentes de las secreciones de otros animales infectados (generalmente por inhalación).1 La transmisión indirecta, transportada en platos u otros objetos, no es frecuente porque el virus no sobrevive mucho tiempo en el medio ambiente. Los perros tratados pueden excretar el virus durante varias semanas tras su recuperación.

Los cachorros menores de cuatro meses (antes de que las vacunas sean totalmente protectoras) y los perros no vacunados son los que corren mayor riesgo. Dado que el moquillo canino también se da en animales salvajes, el contacto con éstos puede contribuir a la propagación del moquillo a los perros domésticos.

Diagnóstico del moquillo en perros

Dado que los signos son variables y pueden tardar en aparecer, y que las infecciones secundarias son frecuentes, el diagnóstico del moquillo puede ser complicado. Además, otras infecciones pueden producir signos similares a los del moquillo. Diversas pruebas de laboratorio, como análisis de sangre y frotis, pueden ayudar a confirmar el diagnóstico (y algunas pueden realizarse para descartar otras infecciones).1

Tratamiento

No existe cura para el virus del moquillo, por lo que el tratamiento consiste en controlar los diversos síntomas y las infecciones secundarias. Incluso con tratamiento, el moquillo puede ser mortal. El tratamiento depende de los síntomas mostrados. Los tratamientos pueden incluir lo siguiente

  • Líquidos para combatir la deshidratación
  • Medicamentos para reducir los vómitos
  • Antibióticos y otros medicamentos para tratar la neumonía y las infecciones secundarias
  • Anticonvulsivos para tratar las convulsiones
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Los perros sospechosos de tener moquillo deben ser aislados de otros perros, y los otros perros deben ser vacunados si no lo están actualmente. El virus del moquillo canino no suele sobrevivir mucho tiempo fuera del organismo, por lo que una desinfección a fondo del hogar no es tan crítica como con algunos otros virus; una limpieza rutinaria con cualquier desinfectante debería ser suficiente.

Consulte a su veterinario las recomendaciones sobre los tiempos de espera para introducir un nuevo cachorro en un hogar con un perro al que se le haya diagnosticado moquillo.

Pronóstico de los perros con moquillo

El pronóstico depende de varios factores, como el momento del tratamiento y el sistema inmunitario del perro. Sin embargo, los síntomas neurológicos pueden empeorar progresivamente y no responder al tratamiento. Incluso con la recuperación, algunos efectos neurológicos, como las convulsiones, pueden persistir en su perro.

Cómo prevenir el moquillo

La vacunación es eficaz para prevenir el moquillo. Normalmente, se vacuna a los cachorros a partir de las seis semanas de edad y a intervalos regulares hasta que tienen entre 14 y 16 semanas (al igual que con otras vacunas, la presencia de anticuerpos recibidos de la madre puede interferir con las vacunas, por lo que no se considera que un cachorro esté totalmente protegido hasta que se le haya administrado la última vacuna de la serie).

La vacunación debe repetirse un año después, y luego a intervalos regulares. Su veterinario le indicará un calendario de vacunación adecuado para su perro en función de su historial y sus factores de riesgo.

Hasta que los cachorros hayan recibido todas las vacunas de la serie (entre las 14 y las 16 semanas) es prudente tener cuidado al exponerlos a perros desconocidos, como en los parques caninos, para evitar en lo posible la exposición al virus.

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