Las fresas, una fruta popular del verano, son un alimento básico de las épocas cálidas. Como este verano está incorporando más fruta fresca a su dieta, quizá se pregunte si está bien echarle a Fido un par de fresas de su plato y, afortunadamente, la respuesta es sí. A continuación le explicamos cómo compartir fresas con su perro de forma segura este verano.
Variedades de golosinas para perros
¿Son seguras las fresas para los perros?
Aunque hay algunas frutas de verano que no son precisamente aptas para mascotas, como las uvas o las cerezas, las fresas son una fruta que puede ofrecerse sin peligro a su mascota, siempre que se limpien adecuadamente, se eliminen las hojas y se sirvan en trozos para evitar atragantamientos u obstrucciones intestinales.
Pero como con cualquier cosa buena, deben disfrutarse con moderación. Frutas como las fresas contienen azúcar natural y fibra, y comer demasiadas puede causar problemas digestivos como diarrea, así como otros problemas de salud.
Beneficios de las fresas para la salud de los perros
Las fresas están repletas de nutrientes buenos tanto para los humanos como para sus congéneres caninos (incluidas las vitaminas C, B y K, así como el potasio, el ácido fólico, el yodo y el magnesio).1
Estos jugosos frutos rojos no sólo son bajos en calorías y están llenos de vitaminas, fibra y antioxidantes, sino que también se les atribuye una serie de beneficios para la salud: pueden reforzar el sistema inmunológico, ayudar a controlar el peso, mejorar la salud dental e incluso inhibir el proceso de envejecimiento. Las fresas son también una rica fuente de omega-3, beneficioso para la salud de la piel y el pelo de su perro.
En general, los veterinarios recomiendan que las golosinas sólo constituyan alrededor del 10% de la dieta de su perro. Otras frutas veraniegas que se pueden compartir sin peligro y que pueden ofrecer beneficios para la salud de su perro son la sandía (sin las semillas), los arándanos, el melón cantalupo, el mango (siempre que esté pelado y sin hueso) e incluso los plátanos congelados.
Como siempre, debe asegurarse de consultar con su veterinario antes de ofrecer a su perro alimentos para humanos como las fresas. Si le dan el visto bueno, empiece con sólo unos trozos de fresas y vigile a su mascota para asegurarse de que no tiene una reacción negativa. Es posible que desee abstenerse de ofrecer frutas como las fresas a cualquier perro que ya tenga sobrepeso o padezca afecciones como diabetes u otros problemas digestivos, ya que los alimentos para humanos como la fruta pueden empeorar estas afecciones.
Cómo alimentar a su perro con fresas
Aunque las fresas no son tóxicas para los perros, esto no significa que deba permitir que su perro devore tanta cantidad como desee. Una preocupación sanitaria con frutas como las fresas es que su contenido en fibra y azúcar natural puede provocar problemas gastrointestinales a su perro, incluidos vómitos y diarrea.
La forma más segura de servir fresas a su cachorro es lavarlas bien y cortar la fruta en trozos pequeños. Esto ayudará a evitar que se atragante y hará que su perro las digiera con más facilidad. Asegúrese de optar por fresas ecológicas siempre que sea posible para eliminar las preocupaciones relacionadas con trazas de pesticidas u otras sustancias químicas nocivas en la fruta que comparte con su mascota (las fresas ecológicas también serán mejores para su salud).
Algunos perros (sobre todo los de razas pequeñas) pueden disfrutar de las fresas trituradas o incluso de un puré añadido a su comida. Y a la mayoría de los perros les gustarán las fresas congeladas cortadas como golosina refrescante para ayudarles a mantenerse frescos en un caluroso día de verano.
Si va a compartir fresas con su perro, asegúrese de evitar las fresas en lata u otras formas procesadas (como las fresas en almíbar que pueden servirse encima de tortitas o gofres), que a menudo contienen conservantes y azúcar añadido. Estos conservantes ayudan a conservar el color rojo de la fruta y su sabor dulce y maduro, pero todo el azúcar añadido no es saludable para su mascota.2 Estos azúcares y conservantes pueden influir en el comportamiento de su perro (al igual que pueden hacer que los niños se comporten un poco hiperactivos) y, con el tiempo, pueden aumentar el riesgo de problemas relacionados con el peso, como la obesidad y la diabetes. Al igual que en el caso de los humanos, un exceso de azúcar también puede afectar negativamente a los dientes de su perro y provocar caries.
5 alimentos comunes en su despensa que no son seguros para sus mascotas
